‘La niña afgana’, la historia detrás de la icónica fotografía de Steve McCurry

En junio de 1985, el retrato de Sharbat Gula apareció como portada de la revista National Geographic y sorprendió al mundo por la fuerza de su rostro y la potencia de sus intensos ojos verdes.
Filadelfia (Estados Unidos de América).
La mayoría de las fotografías de rostros que gozan de reconocimiento a nivel mundial son de personas famosas, por ejemplo: la de Albert Einstein sacando la lengua, que capturó Arthur Sasse en 1951, o la mítica imagen del Che Guevara que se ha plasmado en innumerables objetos, que fue tomada el 5 de marzo de 1960 por Alberto Díaz Korda.
Por eso lo que logró el fotógrafo Steve McCurry con la imagen La niña afgana es de destacar: por un retrato, Sharbat Gula se volvió conocida en todo el mundo y pasó a la historia.
En 1985, Steve se encontraba en el campo de refugiados de Nasir Bagh, en Pakistán, retratando las vicisitudes de la invasión de la Unión Soviética a Afganistán cuando apuntó su cámara al rostro de una joven, sin imaginar que el resultado lo consagraría.
Destaca que McCurry volvió a fotografiar a Gula 17 años más tarde (2002) en Afganistán y descubrió que la mujer, que en ese entonces tenía 30 años, desconocía su fama internacional.
“Cuando vio la foto por primera vez, se avergonzó de los agujeros del chal rojo. Dijo que se lo había quemado en unos fogones. Le satisface haber sido fuente de inspiración, pero no creo que la fotografía signifique nada para ella. Lo único que le importa son su marido y sus hijas”, agregó el Steve.
¿Qué ha pasado con La niña afgana?
En noviembre de 2021, Sharbat Gula llegó a Roma, Italia, en el marco del programa de asilo y evacuación italiano desde Afganistán.
Steve McCurry, un fotógrafo consagrado
Nacido en un suburbio de Filadelfia, McCurry estudió cine en la Universidad Estatal de Pensilvania, antes de pasar a trabajar en un periódico local.
Tras varios años de trabajo independiente, McCurry realizó el primero de los que serían muchos viajes a la India, adonde viajó con poco más que una bolsa de ropa y otra con su cámara.
Luego de varios meses de viaje, se encontró cruzando la frontera con Pakistán, y allí conoció a un grupo de refugiados de Afganistán, que le hicieron cruzar la frontera para entrar en su país, justo cuando la invasión rusa cerraba el país a todos los periodistas occidentales
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