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¿Dejar de tomar leche es malo? Mitos y realidades de la intolerancia a la lactosa

Platicamos con una especialista en nutrición sobre los motivos por los que nos volvemos intolerantes a la lactosa y las falsas creencias sobre esta condición.

MÉXICO.

Existe una vasta diversidad de productos o marcas en el supermercado para aquellas personas que sufren de intolerancia a la lactosa, una condición que obliga a la mayoría a modificar su dieta; sin embargo, las dudas sobre este padecimiento se hacen presentes debido a las falsas creencias que suelen complicar tanto su diagnóstico como el tratamiento.

¿Para qué sirve la lactosa? ¿Es dañino no consumir lácteos? ¿Cómo puedo saber si soy intolerante a la lactosa?, son algunas de las preguntas más frecuentes.

¿Qué es la lactosa y cómo funciona en el cuerpo?

La lactosa es un azúcar presente en la leche, que le da ese característico sabor dulce. Está compuesta por dos moléculas: la glucosa y la galactosa, ambas azúcares que el cuerpo utiliza como una fuente de energía. Si bien la lactosa es posible encontrarla en otros alimentos, la leche es la única que proporciona la galactosa.   

Ahora bien, para que el cuerpo pueda absorber las dos azúcares que conforman la lactosa es necesaria una enzima llamada lactasa, la cual se produce en el intestino delgado con ayuda de los enterocitos (células). Es la ausencia de la lactasa en el cuerpo lo que provoca la intolerancia a la lactosa, tal como explica la especialista en nutrición.

¿Por qué nos volvemos intolerantes a la lactosa?

Las causas de este padecimiento se suelen asociar a la genética o la edad. En el primer caso, la nutrióloga comenta que las personas provenientes de Asía, Sudamérica y Australia tienen mayor tendencia a padecer de intolerancia a lactosa que en Europa.

No tiene que ver con la edad per se, tiene que ver con que las personas dejamos de consumir lácteos. Cuando nacemos el único lácteo del que nos alimentamos es la leche materna, entonces hay una producción gigante de lactasa, pero cuando empezamos a introducir otros alimentos, en ese momento ya empieza a haber una reducción en el cuerpo de la lactosa porque éste se da cuenta que no la necesita”, explica.

La producción de lactasa disminuye hasta un 10 por ciento, reserva que permite a la persona consumir al día un máximo de 12 gramos de lactosa, aproximadamente un vaso de leche, entonces las personas no presentan síntomas o estos son muy leves. 

Síntomas de la intolerancia a lactosa:

  • Dolor abdominal
  • Diarrea
  • Estreñimiento
  • Inflamación y flatulencias
  • Cólicos estomacales
  • Náuseas (en ocasiones vómito)

Estos malestares suelen ser pasajeros, dependiendo de la cantidad de lactosa que se consumió, además no produce un daño en el tracto gastrointestinal. 

El autodiagnóstico, un problema 

Para diagnosticar dicha condición se lleva a cabo una prueba de aliento, en la que se realiza una exposición oral a una dosis de lactosa. Posteriormente, se hace un aspirado de hidrógeno para ver la fermentación que se generó en el intestino grueso.

La nutrióloga habla sobre la importancia de acudir con el médico o especialista para recibir el diagnóstico y tratamiento adecuado, y que te ayude a ajustar tu dieta para que no exista deficiencia de vitaminas u otro nutriente -calcio, zinc, vitamina B, entre otros-, pues existen diversas fuentes de donde obtenerlos o, como menciona Samantha, «no necesariamente tenemos que casarnos con un alimento».  

Advierte que la intolerancia a la lactosa no debe confundirse con la alergia a la leche. «La intolerancia a la lactosa no compromete al sistema inmunológico, es una reacción en el intestino grueso, pero no hay otro problema, podría asociarse de pronto con mucosidad, diarrea, un poco de asma, pero no es una alergia porque la alergia es una respuesta inmunológica a la proteína de la leche». 

¿Absurdo prescindir de la lactosa si no eres intolerante?

La especialista apunta lo innecesario que resulta dejar de consumir leche, queso o yogur cuando no sufres de esta afección. «No pone tu vida en riesgo, pero es una condición con la que algunas personas les cuesta más trabajo vivir. Si no eres intolerante, te autodiagnosticas y empiezas a quitar todos los lácteos y todo lo que tenga lactosa, al final del día tú estás generando que sí seas intolerante«, menciona.

Además de los lácteos, existen otro tipos de productos (embutidos, pan, purés) que contienen lactosa, un ingrediente que utiliza la industria alimentaria para darle textura o aumentar las cantidades.  

Tipos y tratamiento de la intolerancia a la lactosa

Se puede clasificar en tres tipos: la primaria, pérdida gradual de la capacidad de digerir la lactasa; la secundaria, que está relacionada a una patología, como la gastroenteritis o la enfermedad de Crohn; y la congénita, en la cual se reduce o anula la actividad de la lactasa desde el nacimiento, es decir, son bebés que nacen sin la enzima. 

En cuanto al tratamiento, comparte que no sólo existe la opción de modificar tu dieta para reducir el consumo de lácteos, también hay cápsulas de lactasa «que se toman antes o después de los alimentos y eso te ayuda a digerir mejor los productos». 

Se recomienda tomar 100 mililitros en ayunas de Kéfir, un fermentado de leche rico en levaduras y bacterias probióticas que fortalecen la flora intestinal, y por ende protegen a las personas con intolerancia a la lactosa. Esta bebida posee alrededor de 1 por ciento de lactosa.

Notas Internacionales

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